martes, 13 de diciembre de 2011

El pesebre de El Carmen Bajo se abre al público después de 306 años


El pesebre de El Carmen Bajo se abre al público después de 306 años
Foto. C. Hirtz

El culto a los belenes es uno de los legados de tiempos coloniales, en el siglo XVIII Quito adquirió renombre gracias al talento de los artistas de la Escuela Quiteña, que produjo obras de arte e imaginería hermosas. En casas particulares, en los conventos y comunidades religiosas se esmeraban por “hacer el nacimiento”.

Muestra de esta tradición religiosa y cultural es el Belén de El Carmen Bajo que ha pasado muy bien resguardado por generaciones y generaciones de monjitas Carmelitas que desde este 15 de diciembre y, por primera vez, en 306 años, abren sus puertas para que quiteños, residentes y turistas lo admiren.
En un gran salón del segundo piso del Convento de El Carmen Bajo, ubicado en las calles Venezuela y Olmedo, el pesebre conventual será revelado en todo su esplendor. Cada pasaje recrea los misterios del nacimiento del Niño Jesús con gran rigurosidad en sus detalles y personajes; cada pieza es el reflejo del esplendor de la Escuela Quiteña que con gran habilidad y delicadeza representa a los personajes bíblicos y a otros muy quiteños.

Más de 500 piezas que componen este Belén Carmelito revelarán al público el aporte de las congregaciones religiosas en la preservación del patrimonio cultural de nuestra ciudad e inspirarán a que más quiteños conozcan esta bella tradición que es un encanto de fe y arte.

La apertura del Belén de El Carmen Bajo, después de 306 años, se realiza gracias a la disposición de la congregación de Carmelitas y a la gestión del Municipio de Quito a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio y la empresa Quito Turismo.

La muestra estará abierta desde el 15 de diciembre hasta el 6 de enero de 2012, de martes a domingo de 9h00 a 12h00 y de 14h00 a 17h00. La contribución sugerida será de dos dólares.

Más información al 2 993-300 ext. 1018 o 1010

Fuente: quito.com.ec

lunes, 5 de diciembre de 2011

El Panecillo y la Plaza Grande ponen el sello inconfundible

Desde niños jugando por las piletas, pasando por adolescentes que cruzan por los pretiles, hasta ancianos que contemplan desde las bancas, todos se reúnen en la Plaza de la Independencia o mejor conocida como Plaza Grande.
Fuente: turismoenfotos.com
La historia quiteña inicia en este lugar conocido como centro de actividades y reuniones quiteñas desde el siglo 16 y donde hoy se levanta el monumento a los héroes de la independencia. La ciudad fue trazada alrededor de esta maravilla quiteña y es en 1.612 que se instalan en su entorno los principales poderes del Estado, los mismos cuyas sedes se encuentran todavía en la Plaza; al sur: la Catedral, al oeste el Palacio de Gobierno, al norte el Palacio Arzobispal y al este el Municipio.
Fuente: wikipedia.es

Pero si quiere admirar esta plaza desde las alturas, debe acudir a la montaña del Panecillo, otra maravilla de la ciudad, donde se encuentra la estatua de la Virgen de Quito, que Legarda esculpió en 1734 y luego el artista español Agustín de la Herrán Matorras la transformó en la mayor representación de aluminio del Ecuador. Este lugar, ubicado a 3 msnm, es un mirador perfecto para apreciar la ciudad de norte a sur. Además de ser un legado histórico y cultural al poseer la olla del panecillo, una especie circular de cisterna de ocho metros de profundidad que fue usada para la irrigación de siembras. El pequeño montículo que se encuentra enclavado en la ciudad de Quito recibió este nombre de los conquistadores españoles por si similitud con un pan pequeño, pero parece que su nombre auténtico en quichua es "Shungoloma" que significa "Loma del Corazón". Si desea visitar este mirador, puede hacerlo a pie por una de las vías más importantes que parte desde la calle García Moreno; si el ascenso lo hace en un vehículo, puede avanzar utilizando la avenida Melchor Aymerich, que es la única vía que lo comunica con este hermoso rincón cerca del cielo.

Fuente: Multimedios 106