La Escuela Quiteña, como se denominó al movimiento, tuvo su talante en todo el continente y reconocimiento de las colecciones de arte español y europeo. Sus trazos, esculturas, representaciones y materiales caracterizaron a los artesanos, muchos de ellos de renombre internacional, su arte incluso es parte de las exhibiciones en museos del Ecuador y otros países del mundo.
Las obras son parte del patrimonio material que contribuyó para que Quito fuera considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad, a pesar de que gran parte de las obras se deterioraron o se perdieron.
A raíz de la creación del Fondo de Salvamento (FONSAL) empezó el trabajo de reconstrucción de edificaciones, también de piezas de arte que tienen un valor incalculable.
¿Todavía se practica el arte con la característica de la Escuela Quiteña o sus representaciones quedaron cómo piezas de museo?
En el Centro Histórico, entre las calles Montúfar y Pereira, se levantó la Escuela taller Quito Nº1, que es parte de las dos escuelas con este sistema educativo que tiene la ciudad.
La edificación alberga a alrededor de 200 jóvenes de escasos recursos económicos y son instruidos en diferentes áreas como carpintería, mecánica, bordado, ebanistería, tallado y pintura, todos con tendencia a lo artístico, la creatividad y a representar lo que significó la Escuela Quiteña.
En sus 3000 mil metros cuadrados de construcción se alberga la esperanza de cientos de estudiantes que desean encontrar un oficio y un trabajo, y para los visitantes la impresión de que el arte característico de Quito sigue en vigencia.
Según Vinicio Pazmiño, artesano y profesor de tallado, la Escuela Quiteña siempre ha estado vigente, incluso dice que del país se llevan retablos y obras a otros países. Estilo que es aprendido por los estudiantes.
Incluso están en un proyecto de restauración de retablos que vienen de las iglesias, pinturas que han sido donadas y representaciones de obras que tienen su historia.
En una de las salas de exhibición están las obras de los estudiantes, trabajos de arte que asemejan las obras de la colonia (1553 a 1824). Una de las que más llama la atención es una réplica del Altar de la Sagrada Familia, de tres metros de alto con una similitud casi exacta. Lo mismo pasa con pinturas y otras obras.
Sin embargo, los trabajos de los estudiantes tienen poca apertura y se ubican sólo para exhibición, además, gran parte del talento con el que cuentan los chicos no se aprovecha al máximo pues la inversión que se necesita para adquirir material.
Escrito por: Christian Yaguana
Tomado de: www.multimedios106.com